31 de marzo de 2008

Los periodistas trabajan sin protección

Foto: El Deber

Por Liliana Colanzi, corresponsal en Santa Cruz del Observatorio Nacional de Medios (ONADEM)

El caso del camarógrafo de Televisión Boliviana que murió ahogado en el río Palometillas el pasado 1 de marzo durante la cobertura de una noticia es una consecuencia trágica de las precarias condiciones de trabajo en la que se desenvuelven muchos reporteros bolivianos. Rony Susano (23), el periodista que cayó de la lancha, no llevaba chaleco salvavidas al momento de realizar su labor periodística. Como él, muchos periodistas se enfrentan a diario a situaciones en las que pueden resultar heridos. Lamentablemente, son muy pocos los medios de comunicación que velan por la integridad de los trabajadores de la prensa y proveen el material necesario para resguardar la salud de sus empleados.

A fines del 2007, en medio de las numerosas protestas y enfrentamientos que sacudieron el país, se pudo constatar que los periodistas, fotógrafos y camarógrafos presentes no llevaban máscaras antigás, chalecos ni cascos para protegerse. Algunos reporteros fueran agredidos por los manifestantes o la policía y otros sufrieron desvanecimientos y vómitos a causa de los gases tóxicos. A raíz de ciertas notas de protesta aparecidas en periódicos, algunos medios comenzaron a dotar a sus periodistas de máscaras antigás.

Sin embargo, según Hernán Cabrera, secretario ejecutivo de la Federación Sindical de Trabajadores de la Prensa de Santa Cruz (FSTPSC), menos de la mitad de los medios de comunicación cumple con los requisitos mínimos de seguridad que necesitan los trabajadores de la información. Cabrera indicó que los dirigentes de los sindicatos de la prensa se reunieron hace un par de semanas con los directores de medios y establecieron como plazo el 15 de abril para que las casas periodísticas realizaran ajustes y prepararan sus informes sobre las medidas que van a tomar con respecto a la seguridad de sus empleados.

Una encuesta sobre condiciones laborales llevada a cabo por el Observatorio Nacional de Medios (ONADEM) en 2007 reveló datos interesantes sobre la percepción de los periodistas acerca del medio en que trabajan. Algunos camarógrafos, por ejemplo, lamentaron que, durante la cobertura de enfrentamientos, sus jefes no preguntaban si se encontraban bien, sino que les preocupaba que las cámaras no sufrieran daños.

El informe del ONADEM también revela que muchos periodistas “no han recibido bonos de transporte, no saben si están asegurados, si tienen seguro de vida en algunos casos que les prometieron o si simplemente les están pagando de acuerdo a su contrato”. El estudio también advirtió que el salario promedio del periodista boliviano es de Bs 2.000 (y Bs 8.000 en el caso de editores y jefes), y que la jornada laboral “normal” es de 10 a 12 horas.

Los periodistas realizan una labor social de gran importancia. “Un periodista es más útil a la sociedad si está vivo y sano y si puede acceder al conflicto”, remarcó en un taller realizado el año pasado Dafne Martos, responsable de Comunicación de la Delegación Regional del Comité Internacional de la Cruz Roja para Bolivia, Ecuador y Perú. Dados los riesgos de la profesión y la coyuntura del país (protestas y desastres naturales), los propietarios y directores de medios no deberían ahorrar esfuerzos al momento de velar por la integridad de sus trabajadores.

Teniendo en cuenta esta situación, la FSTPSC ha hecho circular diez consejos para la cobertura periodística en tiempos de conflictos y de desastres naturales. Entre ellos, se recomienda al periodista anteponer la propia vida antes que la primicia noticiosa y exigir al medio de comunicación el suministro de equipos de seguridad como botas, cascos y chalecos. También se aconseja, en caso de que la vida o la integridad del periodista peligre, abandonar todo equipo audiovisual, “ya que la vida vale mucho más que una simple cámara”. De igual manera, el comunicado propone que el periodista reclame a su medio el pago de un seguro de salud, seguro de vida y seguro contra riesgos profesionales, en cumplimiento con la ley.

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