17 de febrero de 2010

Las elecciones en las noticias de radio

Bernardo Poma Ulo

Las propuestas electorales se redujeron al 1% en la cobertura periodística de los noticieros meridianos de 4 redes nacionales de radio durante la semana de realización de las elecciones generales del 6 de diciembre último. Al mismo porcentaje fue limitado el tema del financiamiento de las campañas políticas que pudo haber sido objeto de constatación e investigación propiamente periodística.

Entre el 30 de noviembre y el 7 de diciembre de 2009, el Observatorio Nacional de Medios (ONADEM) constató que las elecciones tuvieron una amplia cobertura en las 4 redes de radio que funcionan en el país, dado que el 66% de las noticias difundidas —de un total de 471—se refirieron a ellas. Ese promedio general se elevó considerablemente en Panamericana (89%) y Patria Nueva (86%), en tanto que fue de 69% en ERBOL y 66% en Fides.
En todo caso, la cobertura siguió tendencialmente una estrategia tradicional y poco innovadora respecto de los temas abordados, ya que el 85% estuvo constituido por reportes sobre el desarrollo e incidentes del proceso electoral (38%), los resultados de la elección presidencial (19%), las campañas partidarias (13%) y las repercusiones de la votación (15%) sobre todo en el ámbito de las fuerzas políticas en contienda.
Los actores principales de la noticia fueron los partidos políticos y las autoridades encargadas del proceso eleccionario, esto es, el Órgano Electoral Plurinacional (antes Corte Nacional Electoral), las cortes electorales departamentales, así como los observadores acreditados. Por tanto, la agenda periodística provino esencialmente de la agenda política o electoral, característica que ya fue señalada por el ONADEM —en medios impresos— en las elecciones generales de 2005 .
En ese sentido, los noticieros monitoreados no visibilizaron las demandas, cuestionamientos o propuestas de los votantes ni de la ciudadanía en general, tampoco hicieron un abordaje sistemático y profundo de las ofertas partidarias como ya fue apuntado. De ese modo, en líneas generales, la noticia no se construyó desde el punto de vista de su beneficiario y destinatario final: el ciudadano, sino desde el interés de las fuentes políticas.
Sin embargo, cabe reconocer la capacidad de despliegue —y esfuerzo— que demostraron las radios observadas al cubrir esta primera votación de los bolivianos en el exterior, al menos en diez ciudades previstas de Argentina, España, Brasil y Estados Unidos. Del mismo modo se ratificó el despliegue hacia el interior del país y sus provincias, a través de reporteros propios (Panamericana, Fides) o en red con otras emisoras o medios (Patria Nueva con Bolivia TV —Canal 7—, ERBOL con sus afiliadas).
En relación a las fuentes noticiosas, el ciudadano —el de a pie e incluso sumado a representantes de organizaciones sindicales y gremiales— apenas fue consultado en el 10% de los casos. Mucha más cobertura —cerca de la mitad de los casos— obtuvieron los dirigentes o personas afines a los partidos políticos (48%), así como las restantes fuentes institucionales no partidarias (42%, cortes electorales, observadores, FF.AA., policía, etc. ).
Bajo esa perspectiva, entre las fuentes partidarias, en las 4 redes de radio hubo desequilibrio pues se privilegió a los partidos que figuraban en los primeros lugares en las encuestas pre-electorales. Así, los dirigentes o sectores afines de la alianza Movimiento Al Socialismo-Movimiento Sin Miedo (57%) fueron mucho más citados y consultados que los de Plan Progreso para Bolivia-Convergencia Nacional (25%), Unidad Nacional (7%) y Alianza Social (5%). Los otros partidos en contienda casi no fueron considerados en la información: GENTE (1%), Pueblos Unidos por la Libertad y la Soberanía (0,6%) y Movimiento de Unidad Social Patriótica (0,6%).
De ese modo, la cobertura del pasado 6 de diciembre mostró que la radio informativa de alcance nacional aún no aprovecha las grandes potencialidades y capacidades de llegada al ciudadano; no se diferenció de los otros medios —en particular de la televisión— al no cubrir en profundidad —en la información ni en el análisis periodístico— la trascendencia de los propios hechos electorales como la votación sobre autonomías departamentales, regionales e indígenas que incidirán en la reconfiguración estatal .
Una mayor participación ciudadana en la información como fuente y actor protagónico de las noticias puede ampliar y nutrir cualitativamente la agenda periodística de la radio boliviana en general y, en particular, de las que tienen cobertura nacional.

8 de febrero de 2010

Mejor ciudadanos periodistas, que periodistas ciudadanos

Osman Patzzi Sanjinés*

Tanto se ha devaluado el vocablo cambio (del lat. cambium, y este del galo cambion) que en estos días es el equivalente a nada. Es decir, si se dice cambio, es porque nada va a cambiar, pero en caso de que se insista en el significado real y académico de la lengua, ¿por qué el cambio tendría que ser un desafío para el ejercicio periodístico?
El sonsonete, en especial si lo remarcan los más jóvenes en el oficio, de que “no se puede hacer periodismo como hace veinte años” no entra tan fácilmente por una oreja para salir por la otra. Toca el amor propio y provoca, porque al igual que el cambio, el periodismo de antaño estaba mejor cotizado.
Como en la actualidad -sin ningún ánimo peyorativo- cualquiera puede ser periodista, porque así también se entiende el periodismo ciudadano, los periodistas tendrán que hacer el esfuerzo para ser ciudadanos. No es un juego de palabras; es la invocación para que bajen del pedestal imaginario y reconozcan que en algún momento se extraviaron y que para retomar el rumbo están obligados a recuperar valores de ciudadanía.
Este es el verdadero cambio. Aceptar que el monopolio no fue beneficioso para nadie y que en igualdad de condiciones con las audiencias todavía hay ventajas frente a los miles, qué miles, millones de periodistas ciudadanos que están informando, comentando, interpretando y opinando sobre la realidad, guste o no.
Si es cierto que la aparición del periodista ciudadano enriquece el material periodístico y genera nuevos puntos de vista para los medios de comunicación, “¿cuáles son los desafíos para los profesionales de los medios?” se preguntaban unos expertos reunidos en Brasil en 2008.
Reflexionaban que se debía prestar atención y dar valor a aquello que es enviado por los usuarios, que están deseosos de compartir sus fotos e historias, pero remarcaban que eso también exige un enorme cuidado, ya que los periodistas llevan ese contenido a mucha más gente con su nombre y su aval.
Creando contenidos y convirtiéndose en formadores de opinión, los entusiastas reporteros de ratos libres, están cobrando mayor notoriedad y presencia, pero nada de dinero, frente a los ojos impávidos de los que ven escurrir, como agua de las manos, algo que creían propio y que también les agujerea los bolsillos. Los empresarios que inicialmente pensaron que era la hora de contar con periodistas gratis sienten lo mismo con el crecimiento de los medios electrónicos y las redes sociales, que es donde está circulando la información, porque están sufriendo caídas de la publicidad, tienen menos ventas y afrontan una creciente pérdida de credibilidad.
Visto de ese modo, cambiar no implica simplemente lo tecnológico, sino adoptar un nuevo modelo, el ciudadano, como proceso y como final.
Shayne Bowman y Chris Willis designan al “periodismo participativo” –el gran promotor fue Dan Gillmor– como un “acto de un grupo ciudadano para colectar, reportar, analizar y diseminar información”. El objetivo, según señalan, es “suministrar información independiente, confiable, exacta y relevante”. No obstante, José Luis Orihuela, profesor de la Universidad de Navarra, prefiere hablar de “medios sociales” y no de “periodismo ciudadano”, como, en cambio, sí lo hacen el National Press Club y la Society for Professional Journalists.

El punto es que hasta que se pongan de acuerdo sobre qué es y qué no es periodismo ciudadano, los periodistas seguirán perdiendo terreno, cuando lo más lógico y simple es retomar simplemente el sentido de periodista y de ciudadano. Como que por mirar muy lejos, no se está viendo que el piso se mueve a los pies. Y parafraseando al editor de Perfil.com, Rodrigo Orihuela, si bien la mayoría de los medios ciudadanos presentan contenidos interesantes, aún “no se ha visto que sirvan para revelar, cubrir o analizar grandes temas”. Se supone que son los periodistas los que tienen (o deberían tener) herramientas y criterios profesionales para salvar esas falencias y la pregunta final es ¿estarán dispuestos a ser ciudadanos primero y luego periodistas? De la respuesta que dé la mayoría dependerá el futuro del periodismo. Si es sí, habrá cambio, y verdadero.

* Corresponsal en Santa Cruz del Observatorio Nacional de Medios (ONADEM)