20 de febrero de 2009

LA ESCENIFICACION TELEVISIVA DE LOS CONFLICTOS EN SEPTIEMBRE DE 2008

Sandra Villegas

A principios de septiembre de 2008 la confrontación político-regional tuvo dos momentos de mucha tensión: la toma violenta de instituciones públicas en la ciudad de Santa Cruz por parte de grupos de oposición y la muerte de 15 personas por impactos de bala en enfrentamientos entre seguidores del gobierno y de la Prefectura opositora de Pando.

La cobertura periodística televisiva de esos días priorizó las noticias sobre la violencia desatada en Santa Cruz y Pando (49%) mientras la resolución de los conflictos (2%) fue un asunto poco visibilizado. Las noticias se caracterizaron por transmitirse “en vivo”, usando materiales de “segunda mano” de otro medio y de “último minuto”.

Así lo estableció el estudio realizado por el Observatorio Nacional de Medios (ONADEM) que analizó la cobertura de 36 telenoticieros de Bolivisión, ATB, Red UNO, RTP, Televisión Boliviana, UNITEL y PAT sobre los procesos de violencia y diálogo ocurridos del 9,11 y 16 de septiembre de 2008 en La Paz y Santa Cruz.

Violencia en Santa Cruz

La puesta en escena del conflicto generado por la violenta toma de instituciones públicas en la ciudad de Santa Cruz el día 9 de septiembre de 2008 usó un encuadre de responsabilidad al culpar al gobierno “centralista” de la violencia, y otro encuadre de conflicto al difundir “en vivo” la destrucción de al menos 8 entidades estatales ─que representan al gobierno actual─ por parte de jóvenes de la Unión Juvenil Cruceñista y estudiantes de la Universidad Gabriel René Moreno, organizaciones movilizadas en respaldo al Comité Cívico y la Prefectura de Santa Cruz.

Esos hechos fueron definidos como expresión de una “demanda legítima de autonomía” (unionistas) aunque sólo 2 de 365 fuentes declararon que actuaban en “rechazo al centralismo” y como “protesta por la devolución del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH)”.

El 9 de septiembre, la TV usó en el 27% de los casos fuentes insuficientemente identificadas (sólo citó el nombre o el cargo de la persona) en la difusión de imágenes “en vivo”, sin editar y reiteradas; no faltó otro 18% de fuentes sin especificar. Sin embargo, las fuentes especializadas como la Policía─Fuerzas Armadas (6%) o la Fiscalía General fueron escasamente consultadas (4%) durante los tres días que comprendió la observación.

La cobertura periodística de las tomas en Santa Cruz produjo mayor cantidad de noticias (33%) en relación a los hechos en Trinidad, Sucre y Tarija (4%), dando fuerza al movimiento opositor del Consejo Nacional Democrático (CONALDE) conformado por las Prefecturas y Comités Cívicos de Pando, Beni, Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija. En resumen, la toma de instituciones públicas representó el 37% de la agenda informativa televisiva de esos días.

El gobierno calificó de “golpe cívico prefectural” a la violencia desatada en varias ciudades y determinó la expulsión del embajador de Estados Unidos, Philip Goldberg por calificarlo como “directo impulsor de la desestabilización en el país”. Tal posición del gobierno fue enfocada desde el encuadre informativo de consecuencias político-sociales por las repercusiones de ese último hecho en la política exterior, en especial para la negociación del Acuerdo para el Tratado de Preferencias Arancelarias (ATPDEA).


Violencia en Pando

A su vez, la TV cubrió del 11 de septiembre de 2008 los hechos de violencia en Porvenir y Cobija que representaron el 16% de los temas de su agenda noticiosa. Fue usado el encuadre de interés humano por las víctimas que se registraron entre organizaciones indígenas y los grupos movilizados de la Prefectura de Pando, pero también el encuadre de conflicto político debido a la detención de Leopoldo Fernández, Prefecto de Pando.

La cobertura también incluyó el estado de sitio dictado en Pando (1%), el apresamiento del Prefecto Fernández (8%), las personas que se refugiaron en Brasilea, Brasil, por ser objeto de una presunta persecución gubernamental (0,5%) y el entierro de los estudiantes normalistas victimados en Porvenir (0,2%).

Se recurrió a mayor cantidad de fuentes gubernamentales (24% sólo de ese día); pero las fuentes insuficientemente identificadas representaron el 29% (2% más que el 9 de septiembre). Las fuentes especializadas como la Fiscalía General (3%), Policía y Fuerzas Armadas fueron consultadas muy poco (5%).

Las posiciones encontradas prevalecieron:

"Es una masacre de dimensiones verdaderamente crueles" (Sacha Llorenti, viceministro de Coordinación con Movimientos Sociales, UNITEL LP 12/9/08).

"Es un error del gobierno porque los enfrentamientos han sido provocados por la misma gente del gobierno. La declaración de estado de sitio es un pretexto para quebrantar el proceso autonómico" (Titi Saucedo, Comité Cívico Pro Santa Cruz, PAT SCZ, 12/9/08).

Además de lo que dijeron las fuentes, la información procesada por cada periodista y canal fue escasa y se difundió repetitivamente ante la falta de enviados especiales así como de reportes desde el lugar de los hechos en la mayoría de los medios audiovisuales.

El diálogo político

Tras esos acontecimientos, se desarrolló un proceso de diálogo que culminó con la firma de un acuerdo (16 de septiembre). Esos temas significaron el 15% de la agenda televisiva, menos de la mitad asignada a la cobertura de la violencia en Santa Cruz. El acuerdo fue sorpresivo y tuvo que ser incluido como última nota de los telenoticieros más allá de la hora de cierre.

Fue utilizado el encuadre informativo de responsabilidad, en especial a partir de las posiciones de las fuentes de uno y otro lado que se culpaban mutuamente por el estancamiento del diálogo político tan esperado por el resto de la población. El diálogo fue demandado por el gobierno como una necesidad para "devolver la tranquilidad y la paz al país mediante la firma de este acuerdo" (Alvaro García Linera, vicepresidente de la República, UNITEL SCZ, 16/09/08); mientras que la oposición consideró que "El diálogo agoniza y … se obstaculiza el diálogo desde el gobierno mismo" (Mario Cossío, prefecto Tarija y delegado de CONALDE, Bolivisión, 12/9/08).

Nuevamente las fuentes gubernamentales fueron más consultadas (25%), pero le siguieron en número las fuentes insuficientemente identificadas (19%) y las fuentes de oposición (15%). Apareció la iglesia como fuente en calidad de instancia intercesora en el proceso de diálogo y avalando la firma del acuerdo (3%).

Las ideas fuerza de las principales fuentes identificadas reflejaron un discurso polarizado que apuntó a cuestionar lo dicho por el antagonista sin argumentar ni profundizar más en los contenidos de las posiciones.

Las noticias ofrecieron sólo algunos antecedentes y repercusiones que las complementaron pero sin llegar a explicar los hechos en su complejidad y profundidad.

Los espacios de negociación y la deliberación para la resolución de conflictos sólo representaron el 2% (desbloqueos y acuerdos) de toda la agenda informativa televisiva. Las fuentes especializadas y aquellas que pudieron emitir criterios a favor de la pacificación y el diálogo en la búsqueda de soluciones fueron ignoradas.

La cobertura informativa televisiva en septiembre de 2008 puso mayor énfasis en la conflictividad, con una agenda informativa basada en la reiteración de noticias caracterizadas por la falta de profundización y contexto, así como por la imprecisión en la presentación de fuentes.

2 de febrero de 2009

LA VERDAD INFORMATIVA

Por Erick R. Torrico Villanueva

La gente parece olvidar o desconocer que los hechos noticiosos son construcciones resultantes de la convergencia de al menos tres factores: i) la acción de sus protagonistas o fuentes; ii) la acción y la valoración de periodistas y medios informativos; iii) las circunstancias condicionantes.

Por tanto, no todo aquello que ocurra en el seno de la sociedad será convertido en noticia, razón por la cual, sin duda, periódicos, emisoras de radio, canales de TV y portales periodísticos de Internet junto a sus operadores, en su condición de mediadores entre las realidades informativas y los públicos, son un elemento indispensable para que tal proceso tenga lugar.

De lo dicho se derivan distintas consecuencias, como que lo noticioso implica siempre puntos de vista interesados o que sería ingenuo creer que los medios son simples registradores y transmisores asépticos de los sucesos del mundo social. Esto quiere decir, asimismo, que las versiones acerca de que el periodismo sólo “refleja” lo real o es un puro “mensajero” sin intervención en el amoldamiento de la realidad informada o del mensaje publicado son retórica. Pero de igual manera cabe desestimar las aseveraciones exageradas respecto de la “maldad” intrínseca y los “afanes conspirativos” del sistema mediático, pues apuntan, indirectamente o no, a su desinstitucionalización.

Los medios periodísticos son organizaciones sociales especializadas en mostrar hechos y declaraciones de interés público de forma cotidiana y en sujeción (deseable) a unas reglas de estructuración de mensajes, las cuales, si son aplicadas razonablemente, pueden contribuir de modo notable a reducir los sesgos generados por las motivaciones políticas, económicas o religiosas tanto como por las múltiples subjetividades. Son, pues, mediadores no en el sentido de “estar al medio”, de neutralidad, sino más bien de “estar en medio”, como intérpretes y a veces hasta como definidores de los hechos.

Entonces entra en escena la cuestión de la verdad informativa, tema que ha sido nuevamente puesto en primer plano en el país en semanas recientes.

La calidad de verdadera que pueda tener una noticia, en el nivel filosófico, está vinculada con la posibilidad de que la narración que presente de un hecho o de una declaración ofrezca los suficientes elementos como para que no sea puesta en duda, esto es, que sea fidedigna, o sea “digna de fe”.

¿Pueden los medios, por tanto, aspirar a informar la verdad o sobre ella? Seguro que pueden, mas de ahí a que consigan hacerlo efectivamente hay una distancia, ya que en la producción de cada noticia entran en juego las interacciones de los tres factores arriba señalados, con grados de participación e influencia variables.

En consecuencia, como suele decirse, si bien el periodismo y los periodistas van en busca de “la” verdad, lo más probable es que sus relatos ofrezcan una aproximación a ella presumiendo, en todo caso, que sus prácticas institucionales, profesionales y personales se rijan por el principio ético de rechazar todo engaño y especulación.

Cualquier mínima distorsión de los hechos, el añadido de interpretaciones sin sustento lógico o empírico, la exageración de alguna de las aristas del hecho o el dicho informativo, la pura invención de algo que no aconteció o las suposiciones sobre lo que podría suceder son, así, algunos ejemplos de defectos que pueden aparecer en las informaciones de los medios con el riesgo de alejarlas de su pretensión de veracidad.