3 de diciembre de 2007

Cobertura periodística a las propuestas discutidas en la Asamblea Constituyente

Foto: AP
Por Martha Paz, presidenta de la Asociación Boliviana de Carreras de Comunicación Social (ABOCCS)


Son varias las definiciones que existen sobre la Asamblea Constituyente. Gonzalo Gosálvez, por ejemplo, dice que es un espacio de deliberación abierto donde se enfrentan una serie de propuestas, ideas y convicciones, todas expresando la visión sobre la forma de Estado en el que desean vivir cada uno de los grupos sociales y regiones que están ahí representados.
Propuestas, ideas y convicciones… Ésa es la esencia de una Asamblea Constituyente y, por lo tanto, ésa debería ser la esencia de la cobertura periodística.
Es así que, luego de varios meses de funcionamiento de la Asamblea Constituyente en Bolivia, valía la pena inquirir si los periodistas la valoraron como una instancia propositiva o si sólo se quedaron en la superficie; es decir, si cubrieron la esencia, el fondo del proceso (las propuestas presentadas), o se limitaron a los disensos relacionados con las formas.
Además, era relevante averiguar si la prensa ayudó a la construcción de una Asamblea Constituyente como espacio democrático de deliberación pacífica para la negociación y la búsqueda de consensos en procura de un proyecto que mejore la convivencia nacional.
Una investigación con ese objetivo se está llevando a cabo, auspiciada por la Fundación Boliviana para la Democracia Partidaria (FBDM) y a cargo de quien suscribe este artículo. Si bien aún no ha terminado de redactarse el informe final, se puede adelantar ahora algunos resultados.
Es un tema que se publica aquí porque va en la línea de las investigaciones que hace el Observatorio Nacional de Medios (ONADEM), que pretende contribuir a elevar la calidad periodística en vista a favorecer la transparencia y ampliación del régimen democrático participativo en el país así como el ejercicio pleno de los derechos ciudadanos a la información y la participación, según explicó Erick Torrico, su director, en la anterior columna de Medios a la vista.
Primero se dirá que, metodológicamente hablando, se siguieron los siguientes pasos: La investigadora recopiló todos los informes de comisiones a junio de 2007 y revisó cada una de las propuestas para identificar las diez más recurrentes en cada Comisión; luego, en base a diversas planillas y categorizaciones propuestas por diversos autores, analizó la morfología y el contenido de todo el material publicado en prensa entre los meses de enero y abril del mismo año.
Se escogió ese periodo por considerarlo clave debido a que en enero se conformaron las comisiones y se intensificó la realización de audiencias y la recepción de propuestas escritas, en febrero empezaron los debates de Visión de País, en marzo y abril se llevaron a cabo los encuentros territoriales, y en ese último mes empezó la sistematización de las propuestas.
Así, ha resultado interesante verificar la variedad de propuestas llegadas al seno de la Asamblea Constituyente y, paradójicamente, la mínima cantidad de ellas reflejadas en la prensa boliviana (se habla aquí de El Deber, de Santa Cruz de la Sierra; La Prensa, La Razón y El Diario, de La Paz; Correo del Sur, de Sucre; Opinión, Los Tiempos y La Voz, de Cochabamba; y La Patria, de Oruro).


Foto: www.redindigena.info

Los periódicos han desarrollado no más de treinta propuestas de las 210 identificadas como las más recurrentes o, lo que es lo mismo, como las que más están preocupando e interesando a la población boliviana.
Temas como el derecho humano al agua, la urgencia de mejorar la salud y la educación en las fronteras, la regulación en el uso de semillas transgénicas y productos químicos, el derecho a la comunicación y a la información, el derecho de las mujeres a ser propietarias de tierras, el derecho a un medio ambiente sano para las presentes y futuras generaciones, la priorización del agua para uso humano, la no exportación de materias primas, la especialización de los profesionales que ocupan los cargos jerárquicos en el rubro de los hidrocarburos, la reducción de 40 a 5 ó 10 años de los contratos con las petroleras, la abolición de fueros para las autoridades públicas, la creación de la Procuraduría General de la República, la ciudadanía desde el momento del nacimiento, entre otros, no ocuparon nunca la atención de los periodistas, ni para ser descritos, ni analizados y, mucho menos, interpretados.
Los periodistas centraron su atención en los temas políticos de conflicto, dejando percibir que, para ellos, lo importante es la política, pero tal como se la entiende tradicionalmente, es decir, pugnas por el poder antes que manejo del poder.
Por ello, los temas políticos tratados (autonomías, carácter del Estado, nueva configuración del Poder Ejecutivo, conformación de las cámaras legislativas, capitalidad plena), prácticamente los únicos, lo fueron desde un enfoque conflictivo. Resalta aquí que algunos que generaron escándalos mediáticos, como el de los cambios en el escudo, no fueron propuestas reiterativas de la población.
De ahí se deduce que la población boliviana tiene una agenda de prioridades que no necesariamente coincide con la que los medios impresos presentan a esa misma población. Algo preocupante.
Por un lado, puede significar que los medios están alejándose cada vez más de los verdaderos intereses y realidades de la gente. Y, segundo, que no están ayudando a la construcción de los intereses públicos en base a los cuales se debate, se argumenta, se contra-argumenta, se razona y, lo más importante, se decide.
Sin la participación de los medios, dice Pedro Santana Rodríguez, muchas necesidades de personas o grupos no logran formar parte de la opinión pública y, por lo tanto, quedan al margen de la agenda pública y de las decisiones políticas.
El énfasis en el conflicto, además, sugiere que el periodismo cubrió la Asamblea Constituyente con su óptica tradicional centrada en el acontecimiento: sólo es noticia lo anormal, lo raro, lo problemático y lo que genera suspenso. Fue cubierta como un cónclave más, pero no como un proceso.

En ella hubo propuestas, debate, conversaciones, dilemas, diálogos, críticas y deliberaciones, pero poco de ello se vio reflejado en las páginas de los periódicos bolivianos. De lo que, en cambio, se habló fue de las peleas, pugnas, conflictos, confrontaciones y disensos, sin mostrarlos como parte o fase de cualquier negociación, sino como resultado último.
La presente investigación ha arrojado también otros datos que aquí apenas serán mencionados.
En el periodo enero-abril de este año, sólo el 11 por ciento de los materiales publicados desarrollaron propuestas; el 88 por ciento consistió en noticias (hubo muy poco uso de entrevistas y reportajes, subgéneros periodísticos que permiten desarrollar más y mejor el cómo y el porqué de los casos tratados); al ser pobres los contenidos, también lo fueron las fotos, que consistieron básicamente en tomas de constituyentes sentados, participando de una sesión; sólo el 32 por ciento de los asambleístas fueron fuente de información pero apenas la mitad de ellos lo fue más de ocho veces.
Estos últimos, es decir, quienes más hablaron de la Asamblea Constituyente fueron los voceros de los partidos que, con rara excepción, nunca se refirieron a los temas de sus comisiones, sino a consignas políticas.
Los editoriales atacaron a la Asamblea. Los artículos de opinión aclaraban lo que no se decía desde las páginas informativas.
Resulta pertinente reflexionar sobre el aporte a ‘lo público’ que están haciendo los medios. No es público lo publicable, ni lo estatal, ni lo que sucede en las calles. ‘Lo público’ es lo que construye ciudadanía y conciencia democrática.

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