7 de mayo de 2009

Lectores y periodistas: educación y especialización para el desarrollo

Bernardo Poma Ulo[1]

Los ciudadanos lectores sienten que los obstáculos para el desarrollo son el racismo, el regionalismo y el “clasismo”. Por ello reclaman de los diarios temas de educación que permitan contrarrestar la pérdida de valores, sobre todo, la “tolerancia”. Por su parte, los periodistas reconocen la poca cobertura del desarrollo en la prensa y asumen que la “especialización” puede ayudar a profundizar y hacer un seguimiento responsable del tema.

Esas y otras opiniones respecto de la cobertura del desarrollo en la prensa fueron debatidas y recogidas en tres grupos focales (con mujeres y varones): dos de lectores, en las ciudades de Santa Cruz y Cochabamba, y otro de periodistas en La Paz. El estudio fue realizado por el Observatorio Nacional de Medios (ONADEM), entre noviembre y diciembre de 2008, en coordinación con la Red Latinoamericana de Observatorios de Medios.

“Atrapados en la coyuntura”

La percepción de los lectores y periodistas coincidió en el análisis. En principio, según los primeros, no hay una cobertura amplia o significativa del tema, ya que existe “un mínimo porcentaje de información sobre desarrollo”. Por tanto las ideas y conceptos de desarrollo que la ciudadanía se forma no tienen como fuente principal a los periódicos ni al periodismo en general, puesto que más bien los toman “del ámbito familiar”, “de las vivencias”, “de libros”, “de la propaganda política”.
[2]

El abordaje o enfoque del desarrollo que hace la prensa tampoco fue percibido por los lectores como el más adecuado, debido a que cuando se lo toca se lo vincula más a la política o a los conflictos sociales, por tanto no se orienta al “progreso del país” sino al aspecto “politiquero”, es decir: “cuando hay alguna infraestructura que se ha terminado, siempre enfatizan lo político”.

En el grupo focal de periodistas, el poco espacio para el desarrollo (y sus múltiples aspectos) así como su exagerada politización fueron asumidos y reconocidos (“estamos atrapados en la coyuntura”), pero también explicados. Por un lado, la “estructura” de los propios diarios delimitaría y condicionaría de hecho la cobertura de los temas, entre los cuales no tendría prioridad el desarrollo. Por otro, se responsabilizó a los mismos periodistas (“nosotros somos el problema”) y frente al argumento de que “el desarrollo no vende” de algunos participantes, otros propusieron alternativas: “el periodista debe negociar su nota”, “se deben usar lenguajes alternativos y locales”, “hay que evitar al editor”.

“No hay un periódico nacional”

Los ciudadanos lectores calificaron a los diarios como “centralistas”, en el sentido de que cada periódico aborda temas de su propia región o sociedad. No cubren o lo hacen con poca frecuencia los temas de desarrollo de otros departamentos y se reiteró que de lo nacional sólo cubren —otra vez— lo político, entonces: “Los periódicos son regionalistas, no hablan de otros departamentos”, “Desde el punto de vista de Cochabamba, son centralistas”.
Tal “centralismo”, sin embargo, no implica una cobertura total de la región, ya que los diarios priorizan la capital del departamento, descuidan las provincias y no hacen seguimiento periodístico de hechos que tienen que ver con el desarrollo integral: “Las provincias no tienen importancia para los periódicos”.
En ese sentido, entre los lectores se expuso otra demanda que es consecuencia de las anteriores críticas y observaciones o está contenida en ellas, es decir, lo “ideal” es que en los diarios haya amplitud y que sean equitativos para lograr la “comunicación entre los departamentos”.
Por su lado, los periodistas coincidieron en señalar al “centralismo” regional, quizás con mayor contundencia que los lectores: “no hay un periódico nacional”, “ni siquiera somos departamentales”. En ese sentido, el último diario nacional habría sido Presencia, el cual salió de circulación en 2003.

Las causas de ese “centralismo” fueron visualizadas en dos ámbitos, por un lado, en los propios medios: “Si la noticia es centralista, la definición administrativa está en las jefaturas…”. Por otro, otros periodistas explican tal “centralismo” a partir de la lectura pesimista del contexto: “No tendrían sentido periódicos con visión nacional, ya que no hay una nación como tal en Bolivia. La tendencia social es a la fragmentación”.

Demandas, “puentes” y desafíos

Entre sus necesidades propias, regionales, municipales, vecinales e incluso individuales, los ciudadanos al parecer tienen más claro el anhelo de “progreso”, vía la resolución de las demandas más apremiantes de educación, salud, infraestructura básica, caminos, etc. Sin embargo, el desarrollo material, en la ciudadanía, no es un fin en sí mismo, pues debe ir acompañado, como se adelantó, indisolublemente de valores necesarios en la actualidad, en particular, la tolerancia en sus distintas dimensiones que haga frente a toda forma de discriminación y exclusión.

Los periodistas, por su parte, se animaron a plantear alternativas de enfoque y de acción (hacer periódicos locales y municipales, o bien “negociar la nota”) ante la invisibilidad del desarrollo y las necesidades de la ciudadanía. Plantearon así un “cambio de chip” que revalore y que haga una mejor lectura del desarrollo y además demuestre que éste también puede “vender”, considerando sobre todo la temática de la ecología y las innovaciones productivas.

De ese modo, el desafío para los periodistas optimistas parece ser el de cambiar la agenda en cuyo centro está la “pepa” (primicia) política, por otra que incluya al desarrollo pero acompañada de una necesaria y oportuna “especialización”, según los propios trabajadores de la prensa. Así, las posiciones de los periodistas no se quedaron en la autocrítica, intentaron buscar los modos de constituirse en los “puentes entre las políticas de desarrollo y la sociedad”.

Las vías de un acercamiento entre medios, periodistas y ciudadanía de a pie se han abierto y fundamentado en la comunicación para el cambio, el enfoque del desarrollo humano, la comunicación educativa, entre otras propuestas de acción. Ese acercamiento para la escucha de demandas así como para la participación ciudadana es cada vez más imprescindible, dado el contexto de búsquedas de profundización y construcción democrática que se vive no sólo en el país sino en el subcontinente.

[1] Responsable Metodológico Operativo del Observatorio Nacional de Medios (ONADEM).
[2] Concordantemente, en el estudio anterior de la Red, en el caso y muestra de Bolivia, sólo el 7,6% de las notas abordaron el tema del desarrollo, es decir, el más bajo volumen respecto de los otros países e incluso del promedio general que alcanzó el 13,7% (Red Latinoamericana de Observatorios de Medios. “Nuevos Compromisos de la prensa con el Desarrollo”. En: ¿Qué hay en la prensa sobre el desarrollo? PROCOSI/ UNIR-ONADEM/ ABOCCS, 2008, pp. 44). Respecto del espacio, apenas el 1% fue dedicado al tema del desarrollo entre 2006 y 2008, según otro estudio similar coordinado por el ONADEM (Villegas, Sandra, “Rastros y rostros del desarrollo: las ONG en las noticias”. En: Op.Cit, pp.6).

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