27 de mayo de 2009

POR UNOS MEDIOS DE CALIDAD

Erick R. Torrico Villanueva*

Dada la significación de las instituciones informativas y de la labor periodística para la vida en democracia es comprensible que se haya fortalecido la convicción sobre la necesidad de preservarlas a la vez que de cualificarlas en un marco de libertad de pensamiento, expresión y prensa. De allí que la reflexión y el debate hayan conducido en América Latina a la emergencia de espacios de supervisión del desempeño mediático, en particular en el campo noticioso.

En 1992 nació en Brasil la Red ANDI para monitorear las noticias sobre niños, adolescentes y jóvenes y cuatro años después, en ese mismo país, el Observatório da Imprensa. En 1997 fue establecida en Perú la Veeduría Ciudadana de la Comunicación y en los años posteriores se desarrollaron más de 20 observatorios de medios en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Paraguay, Uruguay y Venezuela.

Como señala la experta peruana Rosa María Alfaro, las veedurías y observatorios están renovando la crítica latinoamericana sobre los sistemas y procesos de comunicación e información, pues a diferencia de lo que la distinguía en los decenios de 1970 y 1980, cuando más bien denunciaba la concentración propietaria de los medios y la índole alienante de sus contenidos, en la actualidad canaliza las demandas sociales de mayor profesionalismo y de compromiso con los valores y los derechos democráticos que la gente plantea a la comunicación masiva y al periodismo en particular.

Otra especialista peruana, Susana Herrera, indica que lo común de los observatorios mediáticos latinoamericanos es su reconocimiento de la importancia de la comunicación y los medios para la democracia, su insatisfacción ante la actual situación de esos medios, su reivindicación de otra forma de entender la práctica periodística y su intencionalidad revisionista y reformista.

Un buen resumen de las finalidades que guían la observación mediática en Latinoamérica es el que ofrece el colombiano Germán Rey, por años defensor del lector del diario “El Tiempo” de Bogotá, quien dice: “Todos estos observatorios están entendiendo que la sociedad tiene mucho que decirle a los medios, pues ella es la primera influenciada por sus aciertos o afectada por sus errores. Saben que la información es un lugar de aplicación de los derechos civiles, que la democracia es imposible sin que sea un gobierno de opinión y que el interés común y la controversia de los ciudadanos requieren de un periodismo de calidad”.

Esta calidad periodística puede entenderse como la excelencia profesional en la obtención, procesamiento y comunicación de la información noticiosa y en la construcción de sus subproductos de opinión e interpretación. Esto implica, por una parte, que el periodismo debe hacerse en sujeción a las reglas técnicas y éticas de la profesión —que no se modifican aunque los soportes materiales o tecnológicos de los contenidos sean distintos al clásico papel impreso— y, por otra, que en consecuencia la honestidad y el rigor intelectuales siempre deben estar presentes al lado del sentido de servicio de interés público que informa la profesión.

Las veedurías y observatorios de medios, por tanto, buscan contribuir a la superación permanente de la calidad periodística para alimentar las competencias de una ciudadanía bien informada que sea capaz de participar crítica, creativa y proactivamente en los procesos de la democracia.

*Dirige el Observatorio de Medios y el Area de Investigación y Comunicación de la Fundación UNIR Bolivia

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