27 de noviembre de 2007

Para una ciudadanía informada




Si bien los medios periodísticos también pueden desempeñar tareas de educación, de cultivo del ocio y de dinamización del comercio, lo cierto es que su principal aporte, y por tanto el que mejor responde a su naturaleza de servicios de interés público, es la difusión periódica de informaciones, opiniones e interpretaciones sobre los hechos novedosos y relevantes de la vida en sociedad.

En tal sentido, los periódicos y revistas —cualquiera sea su frecuencia de publicación—, la radio, la televisión y ahora la Internet tienen asignada esa función narradora de la realidad social para conocimiento y uso de los distintos públicos existentes.

No obstante, es preciso señalar la diferencia entre aquellos medios fundamentalmente dedicados al periodismo (como suelen serlo los impresos, en particular los diarios) y los que sólo destinan algunos espacios (noticieros) de sus estructuras a ese fin, pues ello da cuenta de la importancia que se le atribuye en cada caso y del cuidado que puede llegar a prestársele.
Y esto es significativo porque unos y otros deben, en mayor o menor medida, cumplir una función social que ayude a la gente a actuar con responsabilidad ciudadana.

Históricamente, el periodismo fue un promotor de la democratización de la información, posibilitó la creación de un espacio público plural y favoreció la participación de los individuos y grupos en los asuntos colectivos. Hoy, potenciado por múltiples recursos tecnológicos y mejores condiciones de desenvolvimiento, está capacitado para fungir como un factor y un actor centrales del crecimiento ciudadano, pero no siempre lo hace.

Más o menos en los últimos diez años, y no apenas en lo concerniente a Bolivia, buena parte de los medios periodísticos están siendo objeto de una serie de cuestionamientos. Sucede que la exacerbación de la competencia mercantil volcó a muchos de ellos al sensacionalismo y a la vinculación política explícita, lo cual derivó en una situación de triple crisis: de credibilidad, profesionalismo y prestigio, en otras palabras, una crisis de calidad.

El reconocimiento de este problema y la preocupación por la necesidad de que el periodismo restablezca su lugar y papel propiciaron la formulación de un proyecto para constituir el Observatorio Nacional de Medios, ONADEM, ya a mediados de 2004.

En ese momento, la Asociación Boliviana de Carreras de Comunicación Social diseñó y la sustentó la idea, enriquecida luego con las contribuciones de la Fundación Unir Bolivia que la acogió dentro de sus iniciativas para desarrollar una democracia incluyente, participativa y con equidad.

Con el propósito general de contribuir a elevar la calidad periodística en vista a favorecer la transparencia y ampliación del régimen democrático participativo en el país así como el ejercicio pleno de los derechos ciudadanos a la información y la participación, el ONADEM inició sus actividades en diciembre de 2005 y más tarde, en abril de 2006, fue formalmente presentado en público.

Desde entonces viene efectuando una serie de análisis e investigaciones sobre la manera cómo los medios periodísticos cubren y publican las noticias, propalan opiniones y brindan elementos de evaluación de causas y consecuencias acerca de diversos temas clave de la coyuntura boliviana, a la vez que busca conocer las condiciones en que trabajan tales medios y las percepciones ciudadanas respecto al comportamiento mediático.

El Observatorio Nacional de Medios entiende que la calidad de la información periodística supone la consecución de niveles de excelencia en los procedimientos de obtención, en el procesamiento y en la difusión de las noticias, algo que puede ser establecido gracias a un conjunto de estándares (pluralismo, ecuanimidad, claridad, precisión, corrección, documentación, profundidad, etc.) exigibles a los productos del periodismo y a quienes se responsabilizan de ellos.

Aunque el ONADEM difícilmente podría monitorear y examinar todos los medios, todos los temas y todo el tiempo, la labor de acompañamiento crítico del desempeño periodístico que realiza está orientada a fomentar una alianza permanente por la calidad entre medios, periodistas, formadores de periodistas (universidades), anunciantes y públicos, pues esa voluntad coordinada puede tener la fuerza para asegurar el periodismo que requiere una ciudadanía bien informada.
Se trata, entonces, de poner “los medios a la vista” —pese a que su actividad no puede ser sino pública—, de manera que estas vitales instituciones de la sociedad recuerden siempre que están bajo observación de sus lectores, oyentes, espectadores o usuarios y que se deben principalmente a ellos.
En consecuencia, el objetivo es que los ciudadanos y las ciudadanas alcancen un nuevo protagonismo y sean tomados en cuenta por quienes relatan la historia cotidiana.

El Observatorio Nacional de Medios, por eso, expresa su sincero reconocimiento a “El Deber” digital que desde hoy da cabida a esta columna semanal en que no sólo serán presentados resultados de estudios o reflexiones documentadas acerca de los medios del país, sino que se espera que se convierta asimismo en una palestra que recoja los criterios de la comunidad.

Está, pues, abierta aquí la oportunidad para hablar de y con los medios.


Erick R. Torrico V., Director del ONADEM http://www.unirbolivia.org/

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