27 de enero de 2011

Completar los estándares de calidad en la autorregulación periodística

Bernardo Poma Ulo*

Menos de la quinta parte (19%) de los códigos de ética de la Asociación Nacional de la Prensa (ANP), la Asociación de Periodistas de La Paz (APLP), la Confederación Sindical de Trabajadores de la Prensa de Bolivia (CSTPB) y el Consejo Nacional de Ética Periodística (CNÉP) consigna, con escasa explicación, algunos estándares de calidad técnico-profesional para el manejo responsable de la información de interés público.

El Observatorio Nacional de Medios (ONADEM) analizó esos 4 códigos con el objetivo de determinar la presencia en ellos de recomendaciones y orientaciones acerca de los estándares de calidad técnico-profesional, es decir, de los procedimientos, recursos y habilidades que guían y garantizan la elaboración y publicación responsable de los mensajes informativos, de opinión y de análisis periodísticos. Esos estándares de calidad fueron sistematizados y definidos en base a una revisión crítica de documentación nacional y extranjera por el ONADEM en el libro “Medios a la Vista, informe sobre el periodismo en Bolivia 2005-2008” publicado en 2009.

Se analizó un total de 68 artículos e incisos en esos documentos, de los cuales 17 corresponden al código de la ANP, 16 al de la APLP, 13 al de la CSTPB y 22 al del CNÉP (20 enumerados más los referidos al derecho a réplica y la cláusula de conciencia). De ese total, sólo 13 artículos (19%) consignan parte de los estándares de calidad.

Dado que un mismo artículo puede incluir y recomendar más de un estándar, el código del CNÉP, en sólo cuatro de sus artículos (1, 2, 4 y 6), hace la mitad de todas las referencias (9 recomendaciones, 50%). El código de la APLP, en segundo lugar, realiza 4 recomendaciones (22%) en también 4 de sus artículos (4, 7, 8 y 9). En tercer término, el código de la ANP hace 3 recomendaciones (17%) en tres de sus incisos correspondientes al primero, tercero y quinto. Por último, el de la CSTPB los menciona sólo dos veces (11%) en sus artículos 7 y 8.

Entonces, en el conjunto de artículos están mencionados 7 de los 14 estándares de calidad identificados por el ONADEM. Sin embargo, en términos cualitativos, la referencia e incluso enumeración de los estándares no siempre está acompañada de su respectiva explicación. Este rasgo fue encontrado, por ejemplo, en el artículo 1 del código del CENÉP que consigna cuatro estándares sin definirlos ni explicarlos. A diferencia de ello, el código de la ANP presenta mayor explicación de los tres estándares que cita.

Aunque las referencias a los estándares de calidad en los códigos señalados se aproximan o bien ingresan en el campo definitorio propuesto por el ONADEM, el recuento y análisis —que sigue a continuación— toma como base principalmente las definiciones planteadas en el libro ya referido.


La ecuanimidad en la consulta a fuentes noticiosas y puntos de vista divergentes, así como la documentación que respalde los datos, citas y/o cifras de la información son los dos estándares más recomendados (5 veces, 28%, c/u).

En segundo lugar, con dos recomendaciones cada uno (11%) se ubican 3 estándares: el pluralismo de temas en la información y de enfoques para la opinión y el análisis; la oportunidad, esto es, la pertinencia, simultaneidad o inmediatez de la noticia en relación a la ocurrencia de los hechos; y la precisión en la presentación de datos noticiosos (cargos, nombres, referencias, etc.).

Sólo una vez (5%) y exclusivamente en el código del CNÉP son recomendadas la contextualización con antecedentes y circunstancias del hecho noticioso y la claridad del mensaje periodístico.

En ningún otro artículo de los códigos observados se menciona a los otros 7 estándares que tienen que ver con la calidad del mensaje periodístico:

- Corrección. Sujeción de los mensajes a las normas de lenguajes de acuerdo al medio empleado.

- Amplitud. Extensión suficiente de la información proporcionada en una nota o bien la presentación de varias notas complementarias sobre un mismo asunto informativo.

- Jerarquización. Colocación de la noticia en un lugar privilegiado del espacio o tiempo informativo.

- Seguimiento. Continuidad en la cobertura, acompañando la evolución del hecho noticioso.

- Análisis. Contrastación de distintas visiones sobre un hecho noticioso y obtención de conclusiones esclarecedoras.

- Profundidad. Examen detenido del acontecimiento sobre el que se informa.

- Investigación. Indagación expresa realizada por el medio para explicar integralmente un hecho noticioso.

Si bien 5 de los estándares —los últimos 4 citados más la contextualización— son considerados parámetros de calidad de materiales especiales o de mayor elaboración como los reportajes, los restantes 8 son exigibles a todo material noticioso.

Cabe señalar que dos códigos hacen aproximaciones importantes respecto de la precisión en el tratamiento de los actores de las noticias, específicamente, a la salvaguarda de la “presunción de inocencia” (CNÉP, Art. 10), ya que los “delincuentes consumados” son “quienes reciben una sentencia de la justicia” (ANP, inciso décimo séptimo). Exclusivamente el código de la ANP, a su vez, propone y recomienda un estándar que puede ser establecido como la imprescindible coherencia que debe existir entre los titulares y el “contenido de los textos” (inciso décimo sexto).

Por otro lado, los cuatro códigos enfatizan —y reiteran— como valor la “verdad” o “veracidad” en la elaboración del mensaje periodístico y en el ejercicio de la profesión. El ONADEM comparte lo fundamental de este valor para el periodismo, pero lo entiende como resultado de la aplicación pertinente, rigurosa y adecuada de los estándares de calidad técnico-profesional propuestos. La “verdad periodística” tiene, así, un carácter procedimental, ya que para “alcanzarla” se deben aplicar las reglas y técnicas que el periodismo ha acumulado en tanto capital de conocimiento y profesionalidad.

Con lo anterior también se argumenta que todo mensaje periodístico contiene —o debe hacer— una aproximación a “la verdad”, pues ésta no es única ni universal. En todo caso, la ética, apoyada en y articulada a lo técnico-profesional, otorga a la información periodística confiabilidad, utilidad pública e importancia en tanto servicio social.

Si la autorregulación del campo periodístico —prevista en el artículo 107 de la Constitución vigente— es un elemento central para el desempeño responsable de los profesionales de la comunicación y en particular de los periodistas, resulta pertinente que se reflexione sobre la disminuida presencia de los estándares de calidad en los códigos de ética no sólo en cuanto a número de artículos y menciones sino igualmente respecto a la falta de mayor especificación y explicación de los mismos. Así, los códigos de ética podrían complementar y fortalecer su propuesta de autorregulación y contribuir de manera más específica a la mejora del campo profesional de la comunicación y del periodismo.

Con la revaloración de la ética y la técnica profesional, el periodismo puede incluso ir más allá del importante servicio que presta, pues al menos dos de los estándares más recomendados por los códigos de ética estudiados —el pluralismo y la ecuanimidad— constituyen también principios válidos para la construcción y mejora permanente de la democracia.

Referencias:

- ASOCIACIÓN DE PERIODISTAS DE LA PAZ (APLP): Código de ética. En: www.aplp.org.bo

- ASOCIACIÓN NACIONAL DE LA PRENSA (ANP): Código de ética. En: www.anpbolivia.com

- CONFEDERACIÓN SINDICAL DE TRABAJADORES DE LA PRENSA DE BOLIVIA (CSTPB, 2010): “Código de ética de la CSTPB”. En: Legislación y principios del periodismo. CSTPB. La Paz.

- CONSEJO NACIONAL DE ÉTICA PERIODÍSTICA (CNÉP). Informe Anual 2009. “Código Nacional de Ética Periodística”. La Paz (pp. 6-7).

- NUEVA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO (2010). Editorial U.P.S. s.r.l. La Paz.

- OBSERVATORIO NACIONAL DE MEDIOS (2009): Medios a la Vista, informe sobre el periodismo en Bolivia 2005-2008. UNIR-ABOCCS. La Paz (pp. 20-21).

* Para este trabajo, el autor —Responsable Metodológico Operativo del Observatorio Nacional de Medios (ONADEM) de la Fundación UNIR— tuvo el apoyo de Manuel Joao Filomeno, estudiante de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Católica San Pablo.

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