5 de agosto de 2009

PELUQUEROS EN EL BANQUILLO PARA PERIODISTAS

Osman Patzzi*

Hasta hace unos años, no muchos, era corriente sentar en el banquillo de los acusados a los reporteros de la crónica policial. Se les endilgaba la mayor parte del descrédito periodístico y en cierto modo se les asignaba un protagonismo mayor al que realmente tenían porque se exageraba en los supuestos sobre el impacto que tenían en el conjunto de los medios y de la sociedad.

Aparentemente, la posta del dudoso honor de estar sobreestimados la tomaron los reporteros de la farándula, empeñados también en situar a Santa Cruz como centro de estas actividades.

Inflados como deben estar los egos de quienes están creyendo que se habla de ellos porque son importantes, difícilmente aceptarán que el debate no está centrado en los “faranduleros” sino más bien en la necesidad de mejorar y de observar parámetros de calidad en el conjunto de la producción periodística.

Es como si los periodistas de farándula, y de la farándula, se estuvieran aprovechando de las limitaciones de sus colegas abocados a otras áreas y en el convencimiento de directores, jefes de prensa o editores que han visto más interesantes estos reportes que otros y llegan a creer que es lo que la gente demanda y necesita.

Los más afectados con el giro hacia la “farandulización” son aquellos que resultaron estar más próximos por una también discutible afinidad temática, en este caso los reporteros de lo que se conoce como el área cultural. Claro, son los espacios culturales los que se han sacrificado para dar paso a las lentejuelas y las borracheras, si se permite el reduccionismo.

El eco de este tránsito lo han sentido los gestores culturales, que recientemente hicieron pública una carta muy crítica a los medios y que ha merecido atención, pero lamentablemente ha tenido poco impacto real hasta el momento.

El Observatorio Nacional de Medios (ONADEM) en el estudio sobre El significado de la cultura en la prensa boliviana (1) ya había detectado que los medios impresos bolivianos destinaban muy poco espacio a las secciones de cultura, pese a que algunos contaban con suplementos especializados. El porcentaje de la superficie ocupada por materiales sobre cultura abarca apenas el 2%. Y de este dos por ciento, la temática del arte tiene el 80% principalmente arte clásico, arte moderno y arte popular, en ese orden. “Lejos de ser uno más de los espacios públicos en que se promueve una idea abarcadora de cultura, el del periodismo cultural practicado en los diarios bolivianos es otro más de tantos escenarios en que se opera con y desde una concepción elitista de la cultura”, indica el informe citado. Y no se trata de polemizar sobre si se debe dar más cabida a lo popular o a lo culto, sino de que independientemente del tema, debe ser abordado con rigor periodístico.

El incipiente periodismo de farándula en Santa Cruz, no está en el nivel, hacia abajo, del que tiene en otras ciudades de países vecinos y no tan cercanos. Las preferencias sexuales, adicciones, y otras intimidades de los ricos y famosos criollos están más o menos a buen recaudo…todavía. Y por ello parece oportuno que en vez de satanizar a los faranduleros e indirectamente alentarlos a que sean cada vez más osados, se pueda reflexionar a aquellos que los dirigen y principalmente a quienes tienen la capacidad de hacer un mejor periodismo en otras áreas, para que asuman el protagonismo que la sociedad les exige.

Si se está devaluando el periodismo no puede ser responsabilidad exclusiva de quienes lo hacen mal; tienen mucho que ver los que pudiendo hacerlo mejor se están dejando llevar por la tendencia y permiten que el chisme tenga más peso que la investigación. Si el espacio de los periodistas ahora lo ocupan buenos peluqueros en algunos medios y programas, es porque realmente necesitamos repasar los parámetros de calidad periodística y poner a las cosas, a las profesiones y a los acusados en su sitio.


• * Corresponsal del ONADEM en Santa Cruz
(1) El significado de la cultura en la prensa boliviana. Oscar Meneses Barrancos). Medios a la Vista, Pág 187-191. ONADEM-UNIR-ABOCCS. 2008

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