21 de octubre de 2008

Cinco apuntes para meditar el Periodismo

Hacen política abrazándose ante las cámaras de los medios. El domingo 5 de octubre por la noche, el Presidente de la República y los prefectos opositores posaron juntos para enviar “un mensaje positivo” al país después de reunirse durante 10 horas sin firmar ningún acuerdo que facilite la resolución del conflicto. La Prefecta de Chuquisaca justificó su ausencia diciendo: “Yo no soy una payasa”.


La escena melodramática, con falsas sonrisas, apretones de manos y tímidos abrazos (sólo ellos saben qué palabras intercambiaron), tras la postal en la que algunos aparecen con los brazos izquierdos (¿o derechos?) levantados y las palmas de las manos abiertas y otros con rostros adustos y manos cruzadas sobre el bajo vientre, constituyó el preámbulo de conferencias de prensa separadas. Primero, el Ministro de Desarrollo Rural (no el portavoz de la Presidencia) explicó la versión del Gobierno e, inmediatamente después, el Prefecto de Tarija, flanqueado por sus homólogos de Santa Cruz, Beni y Chuquisaca, expresó las razones de los opositores.

Todos los periodistas experimentados percibieron que se trataba de una puesta en escena ideada a la medida de un público que esperaba ansiosamente el último capítulo de la serie denominada “diálogo”, que durante aproximadamente 24 días reunió a ambos actores en los citadinos salones de la Casa Campestre.

¿Qué ocurrió aquel domingo tras bambalinas? Ni las calculadas declaraciones del Ministro de Desarrollo Rural ni las escuetas expresiones, con ademanes y palabras calculadas, del Prefecto de Tarija despejaron la interrogante. Los medios se limitaron a amplificar la escena y, más adelante, cedieron micrófonos y cámaras a unos y otros en busca de repercusiones sobre el acontecimiento. Todos respondieron con esquemas predefinidos.

Se trata de un típico evento que grafica la frecuente relación entre políticos y periodistas. Unos pretenden utilizar a medios y periodistas como simples instrumentos de amplificación de sus acciones/decisiones y otros intentan informar e interpretar el acontecimiento en condiciones difíciles.

A propósito de este hecho, que tiene relación con la solución de problemas profesionales del Periodismo, propongo cinco apuntes:


Primero: Los medios (los espacios informativos, específicamente) son necesarios; es impensable, aún para el grupo hegemónico actual, prescindir de ellos. ¿Cómo llegarían a los electores?

Segundo: No solamente los productores de algunos noticieros de televisión melodramatizan (manipulando imágenes y sonidos); los políticos literalmente actúan —“Interpretar un papel, especialmente en una obra teatral o cinematográfica”, dice una de las acepciones del Diccionario de Real Academia de la Lengua— frente a los medios. Y no solamente los de niveles superiores lo hacen, también los “de base”. Cuando los periodistas visitan cualquier huelga de hambre, rápidamente se recuestan, ponen caras de sufrimiento, entreabren los ojos y balbucean; o, cuando los reporteros cubren una marcha o un bloqueo, hacen muecas de combate, levantan palos y vociferan amenazas e insultos para tele-intimidar a sus oponentes.


Tercero: Los políticos creen que los periodistas son simples “boy office”, es decir, pretenden que la obligación de los reporteros consiste en poner micrófonos como si fueran pedestales y enfocar bien las cámaras para que ellos puedan decir lo que quieran. Pero, los periodistas, a pesar de la presión por incorporar cuanto antes en la agenda pública las noticias que construyen, deben saber que enfrentan la responsabilidad profesional de evaluar la pertinencia y la credibilidad de las fuentes que consultan, por un lado, y de valorar las declaraciones de éstas antes de incorporarlas en sus notas, por otro.

Cuarto: Por lo anterior, los periodistas encaran el desafío profesional de informarse sobre todos los detalles del acontecimiento (lo que quiere decir que no pueden hacer reportería a vuelo de pájaro) y no solamente en fuentes personales, si no también en fuentes documentales, lo que implica leer e investigar.


Quinto: Para informar a la población, el periodista debe aprender a preguntar, anticipar escenarios y preparar cuestionarios, pues las fuentes pueden proporcionar datos (información), proponer análisis (interpretación) y expresar opiniones (comentarios). De ellos, de los reporteros, debe depender el contenido de las declaraciones de los políticos.


Hay que recordad frecuentemente que el maestro Ryszard Kapuscinki, en su Los cinco sentidos del periodista (estar, ver, oír, compartir, pensar), afirmaba: “Siempre el principal reto para un periodista está en lograr la excelencia en su calidad profesional y su contenido ético. Cambiaron los medios de coleccionar información y de averiguar, de transmitir y de comunicar, pero el meollo de nuestra profesión sigue siendo el mismo: la lucha y el esfuerzo por una buena calidad profesional y un alto contenido ético. El periodista tiene el mismo objeto de siempre: informar. Hacer bien su trabajo para que el lector pueda entender el mundo que le rodea, para enterarlo, para enseñarle, para educarlo”.


Que los políticos no crean que los periodistas trabajan sin sus cinco sentidos.


Francisco Sosa GrandónCorresponsal del Onadem en Cochabamba

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