7 de agosto de 2008

La necesidad de la calidad en la información noticiosa sobre las personas con discapacidad

Por José Luis Aguirre Alvis*

En los últimos días en el país se ha originado un incesante así como inusual caudal informativo en los diferentes medios de difusión masiva a raíz de la demanda del Bono de Equidad ofrecido por el Gobierno boliviano al sector de la discapacidad hace más de un año.

Esta circunstancia nos ha dejado particularmente conmovidos ya que son pocas o raras las ocasiones en que este colectivo concentra la atención de los medios de difusión en general. El hecho de ver reflejados rostros, escuchar algunos testimonios y hasta ver cómo los elementos básicos del respeto humano han sido transgredidos a través de una desmedida violencia contra las personas con discapacidad ha develado además una faz poco advertida de la discriminación que puede operarse contra este sector.

Esta forma de violencia también ha sido puesta de manifiesto a través del lenguaje informativo utilizado. Los medios han mostrado un sensible desconocimiento de la evolución dirigida al buen trato, relaciones de inclusión y equidad, además de operar la construcción informativa desde una ética de la diversidad y que especialmente en materia de las personas con discapacidad se ha venido gestando como parte del crecimiento democrático en el tiempo actual.

Así, llama la atención cómo se califica al sector de la discapacidad bajo términos que si bien en un amplio contexto informativo pudieran ponerse del lado de sus intereses desde el lenguaje lo menosprecian y disminuyen, quitando a sus miembros, de forma inversa, su valía como personas.

La batalla por las reivindicaciones sociales también va de mano del lenguaje. Los movimientos de las personas con discapacidad en foros mundiales y en espacios de debate democrático ya han hecho notar acerca del cuidado que debe darse desde los medios en el uso de los adjetivos que se les atribuye. Así, expresiones como “los deficientes”, “los discapacitados”, “los minusválidos”, y como se ha escuchado en estos días “personas especiales”, y “personas diferentes” son las que reproducen justamente el estereotipo de su presunta invalidez.

La estigmatización de la discapacidad ha hecho que se substituya la persona, el sujeto y su identidad a través de instrumentos, adjetivos y formas que deterioran su imagen; la forma reconocida hoy para referirse a esta población es la de “persona o personas con discapacidad”.

Este no es un caso de forma lingüística sino concierne a la salvaguarda de la sustantividad de la persona y al reconocimiento integral de sus derechos. Las personas con discapacidad, durante muchos años y a través de sus organizaciones y movimientos asociativos, han luchado incesantemente por recibir un trato equitativo especialmente en lo que refiere al lenguaje que utilizan los medios de difusión a fin de evitar ahondar la discriminación que se opera hacia ellos y que se refuerza desde una imagen de carácter asistencialista, de benevolencia y lástima y que devienen en su marginación social.

En este sentido, cuando se informa utilizando la palabra y la imagen correcta sobre la temática de la discapacidad se logra educar a la sociedad, lo que normalmente conlleva un cambio de actitud que favorece la inclusión de estas personas. La discapacidad tiene una reconocida dimensión social, en virtud de ella y al margen de concesiones paternalistas o de juegos de mercadotecnia asistencialista demanda de la función informativa un trato correcto por su comunicación en igualdad de oportunidades.

Todos los que trabajamos directa o indirectamente en los medios de difusión y por una comunicación democrática tenemos la obligación de construir la realidad de modo que las personas con discapacidad se vean efectivamente reflejada como es, sin apasionamientos ni sensiblería pues al ser sujetos plenos de derechos también les corresponde el derecho a su justa representación y expresión así como a la canalización de su propia palabra.

El estudio de los medios sobre el tratamiento informativo que dan a la discapacidad fue iniciado en la agenda de la Universidad Católica Boliviana el año 2003 en oportunidad de realizarse el Primer Seminario Taller Internacional sobre Medios de Comunicación y Discapacidad.

En el evento se expuso un primer estudio sobre el tratamiento de los medios impresos nacionales constatándose que los mismos no habían superado desde el lenguaje una postura de conmiseración y desconocimiento de la realidad de las personas con discapacidad. Se evidenció así la presencia de estereotipos, imágenes distorsionadas y la reproducción de la postura del modelo médico que sienta sus bases en la enfermedad y no así en la persona como sujeto social e integral.

Desde este evento se han promovido acciones de sensibilización hacia los comunicadores e informadores así como con la propia presencia de los sectores de la discapacidad en la elaboración de una Guía de Comunicación Inclusiva además de pautas para una ética y manejo del lenguaje inclusivo desde la diversidad. Entre las pautas que dan estos instrumentos aparecen constataciones y recomendaciones como las siguientes:

- Siendo los medios de difusión un vehículo importante para la participación pública su contribución para dinamizar la presencia de las personas con discapacidad se constituye en una prioridad para alcanzar su ejercicio ciudadano.

- La información sobre las personas con discapacidad debe enfatizar las facetas positivas, las potencialidades, los logros y avances, además de sus cualidades humanas, especialmente su interacción en y con la comunidad.

- Desmontar falsas creencias, mitos y prejuicios sobre la discapacidad para ayudar a romper con la conceptualización asistencial hacia este sector.

- Alejar la discapacidad de la crónica roja rompiendo el falso vínculo violencia-enfermedad.

- Dejar hablar a los protagonistas, para potenciar la información individualizada que pueden aportar las propias personas con discapacidad como herramienta para crear una imagen positiva.

- Contextualizar y contrastar la información desde las propias personas con discapacidad.

- Contrastar las noticias institucionales y del mundo médico-científico con las versiones de las personas con discapacidad y sus organizaciones.

Estos elementos abren la oportunidad de mejorar la calidad de la información sobre la discapacidad desde un tratamiento equitativo, ético y participativo. Considerándose aun más que en Bolivia este sector representan el 10 por ciento de sus población total, según las estimaciones de la Organización Panamericana de la Salud.

· Proyecto ”Por el derecho a la comunicación e información de las personas con discapacidad.” Universidad Católica Boliviana “San Pablo” – SECRAD (La Paz).
secrad@ucb.edu.bo
www..secrad.ucb.edu.bo

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