16 de septiembre de 2008

Las agresiones a los periodistas no cesan ni se sancionan

Vania Sandoval Arenas*

Con los objetivos de dar visibilidad pública a los riesgos que enfrenta el ejercicio periodístico en el país y contribuir al debate y reflexión sobre el papel que cumplen los medios de comunicación en la actualidad, el Observatorio Nacional de Medios (ONADEM) se propuso identificar protagonistas, lugares y circunstancias de las agresiones a periodistas y medios registradas desde el 1ro de junio 2007 hasta el 21 de agosto del presente año. El trabajo, titulado “Agresiones a periodistas y medios. Insumos para un debate”, se basó en registros periodísticos de los hechos de violencia, así como en entrevistas a dirigentes sindicales y periodistas de todos los departamentos.

De los 117 registros de agresiones sólo 16 (13,6%) figuran como denunciadas a las instancias policiales y judiciales. En el lapso estudiado no se ha conocido ninguna sanción legal a los agresores. Eso implica que los casos de agresiones de ese período están dentro de la impunidad. Un ejemplo dramático: el caso del periodista Carlos Quispe, victimado en Pucarani en marzo 2008 por problemas de índole municipal; luego de cinco meses no se ha tenido avances significativos en la investigación, habiendo pasado el caso ya por tres jueces.

Otro de los hallazgos del trabajo es que el departamento de Santa Cruz registra el 51% de las agresiones a periodistas respecto al total nacional, seguido de La Paz (13%) y Chuquisaca (9%). Cabe destacar que las agresiones que no han sido publicadas y difundidas no fueron incluidas en el presente trabajo, por lo que es posible que hechos violentos sucedidos en algunas regiones alejadas del “eje central” no hayan podido ser registrados.

La agresión más frecuente se refiere a golpiza y/o apedreamiento de los periodistas (46%), en segundo lugar se encuentra la agresión verbal incluyendo amenaza (27%), en tercer lugar está el destrozo de equipos de trabajo o infraestructura de los medios (10%).

Los periodistas y camarógrafos de televisión son los más afectados por las agresiones (54% de los casos). El 16% de los casos se refiere a los periodistas y fotógrafos de periódicos y el 14% a trabajadores de emisoras radiales.

El ONADEM —iniciativa de la Fundación UNIR Bolivia y de la Asociación Boliviana de Carreras de Comunicación Social, ABOCCS— buscó también realizar una aproximación a las “causas” por las que los agresores cometen actos de violencia, en base a los testimonios de los agredidos. La polarización política y mediática, el hecho de no ser del lugar, ser identificado como “perteneciente al otro bando”, ser acusado de tergiversador o sensacionalista, presumir que el periodista está sacando fotos o filmando “para identificar a los participantes en movilizaciones”, son los factores más nombrados en ese sentido.

La conflictividad política actual —de hecho la mayoría de las agresiones sucedieron en cierres de campaña de eventos electorales o en movilizaciones o de marchas de protesta— y la percepción de los medios de comunicación como actores políticos agrava los riesgos para el trabajo periodístico.

Aunque los datos presentados comprenden el ya referido lapso, las agresiones contra periodistas y medios se han agravado en los últimos días, concretamente en la primera quincena de septiembre, por el incremento de las medidas de presión contra el gobierno en cinco departamentos y la crisis política nacional. Como ejemplo, un recuento realizado por la Federación de Trabajadores de la Prensa de Santa Cruz señala que del 9 al 11 de septiembre en Santa Cruz –cuando miembros de la Unión Juvenil Cruceñista y la Federación Universitaria Local tomaron instituciones públicas— se registraron nueve agresiones contra periodistas.

Hablando sólo de ejemplos, se registró en la prensa que en distintas poblaciones tomaron y acallaron emisoras de radio y TV (acusándolas de ser pro-oficialistas, incluidas emisoras integrantes de la Red Patria Nueva), y en varias poblaciones de Tarija, Santa Cruz y Pando fueron agredidos periodistas, incluyendo una trabajadora de una red televisiva privada herida de bala en la pierna en la retoma militar del aeropuerto de Cobija que se encontraba ocupado por civiles y también un fotógrafo de un periódico cruceño que fue golpeado brutalmente en la cabeza mientras cubría enfrentamientos en una población cruceña. Las amenazas a periodistas en estos días, a cargo de oficialistas y opositores, son una constante.

Esos sólo son ejemplos, pues se han producido otros hechos que supusieron igualmente ataques a instalaciones de medios u hostigamientos en distintas ciudades. Es indispensable que se abra el debate integral sobre el rol de medios y periodistas y que se otorgue garantías al trabajo periodístico en Bolivia.

* Coordinadora General del ONADEM.

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